martes, 16 de abril de 2013

La luz de un nuevo amanecer.

En fotografía la mejor luz es, sin duda, la del amanecer y la del atardecer por la suavidad con la que lo envuelve todo. Cuando salimos a recoger esa luz no solo lo hacemos por ser la mejor, lo hacemos porque además vives un momento único.




 Después de un buen madrugón (con lo que eso significa cuando lo haces el resto de la semana para ir a trabajar)  en cuestión de minutos te ves en el coche pensando en haber calculado bien el tiempo, aparcas y andas lo necesario intentando encontrar el mejor de los sitios o ese encuadre especial, en ocasiones se puede convertir en caminatas entre nieve y con temperaturas que te hacen pensar si no estarás un poco loco.


Una vez "instalados" solo queda esperar....


No se puede describir lo que se vive cuando estás en plena naturaleza contemplando el inicio de ese nuevo día, todo entra en quietud y calma, el sol va inundando todo, el rocío brilla con sus pequeñas gotitas como bombillitas en las hojas.


Si hay algo que me ha enseñado la fotografía es a ver ese momento como algo único, irrepetible y diferente por muy simple que pueda parece a simple vista.


A veces en las ciudades nos pasa inadvertido, lo único que tenemos que hacer es detenernos a mirar el cielo con otros ojos, porque ese día pasará y no volverá por mucho que en ocasiones nos empeñemos. 


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