lunes, 1 de abril de 2013

Cabo de Palos, un lugar para el retiro.


Hace unos años descubrí un lugar donde podía olvidarme de todo lo que significa una gran ciudad, un lugar donde no existe la velocidad, donde las mañanas, bajo el suave sol de junio, se hacen especiales y cálidas.



Cabo de Palos es un pequeño pueblo marítimo, de casas bajas y calles sin ruido, de esos que cada día es más difícil encontrar en la costa, sorprende aún más cuando se encuentra al lado de un gigante como es La Manga del Mar Menor, con sus enormes hoteles y edificios de innumerables apartamentos. Cabo de Palos está allí como si se hubiera decidido dejar un oasis para los que buscamos otro tipo de descanso.


Su puerto transmite paz, solo interrumpido por la entrada y salida de las lanchas de los centros de buceo que lo rodean y por el sonido de los mástiles de las pequeñas embarcaciones de recreo cuando sopla la brisa.


Mientras, el paseo marítimo invita a un relajado paseo escuchando de fondo el suave murmullo de las pequeñas olas que llegan a la orilla.


Y allí, vigilando que todo esto siga igual, se encuentra su majestuoso faro. Recordando lo traicionero que puede resultar en ocasiones el mar.


Sin olvidar Calblanque, un paraíso natural donde el tiempo se detiene. Un lugar para pasear por sus interminables playas de arena dorada, cerrar los ojos para escuchar las olas o, simplemente, perder la mirada en el horizonte, donde se unen el azul del mar con el del cielo.



Hace unos años descubrí un lugar donde curar el alma, quizá por eso me gusta volver cada mes de junio.

2 comentarios:

  1. Aunque eres una personas muy transparente, me encanta conocerte a través de tus fotos :-))!!

    Un besote corazón.

    MLuz



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    1. No tengo aún muy claro si lo de la transparencia es bueno o malo...jeje...Un beso enorme también para ti.

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